La memoria de las paredes
En el 12 de Henrietta Street se encuentra una de las más bellas casas georgianas de Dublín, una cápsula del tiempo en la que se adivina el rastro de sus habitantes desde el siglo XVIII. Cuando el fotógrafo de interiores neoyorquino Simon Watson se adentró en la penumbra del edificio en una calurosa tarde de verano y comenzó a recorrer las habitaciones, supo enseguida que iba a ser el preludio de un viaje de descubrimiento al corazón de este lugar. La historia se había ido depositando capa a capa, y ahora estaba descubriéndose cuidadosamente como un viejo palimpsesto. Sobre todo, las paredes comenzaron a hablarle de todos los recuerdos y presencias del que una vez fue un hogar. El fotógrafo volvió a esta dirección una y otra vez durante muchos…