GLOBAL DESPERTAR
Reconozco que siempre he sentido una especial fascinación por la diosa griega Hécate, una titánide considerada una de las dedidades más importantes del tiempo antes del tiempo. Porque cuando el todopoderoso Zeus aún no había aparecido en la escena divina, ellas ya gobernaban los designios del mundo. Por otro lado, es posible que aquellos a los que la propia religión ha tratado mal, los ha apartado por parias, por «traidores» o por brujos, me caigan mejor que los que por su bondad da la sensación de que se han bebido un litro de Mimosín, dicho sea con todos mis respetos a la célebre marca de suavizantes. Por eso, durante un tiempo la historia de Judas me conmovió, pese a ser, como ocurre en tantas ocasiones, el tonto útil de un dios…