Condena de la memoria
Era una práctica habitual en la Antigüedad que sigue teniendo vigencia. Borrar todo vestigio de un personaje que se considera deshonroso por sus acciones, conducta o ideas. Todos tenemos en la retina derribos de estatuas como muestra de rechazo hacia lo que pudieran simbolizar. En la Roma imperial, algunos emperadores recibieron esa condena de la memoria, damnatio memoriae, incluso en vida, como Nerón, pero en la mayor parte de casos tras su muerte. Así sucedió con Domiciano, el último monarca de la dinastía Flavia. Su figura es un referente para valorar el peso de la mala fama. En la confección de su leyenda negra contribuyeron tanto la compleja relación que mantenía con el Senado como los textos de autores como Suetonio o Tácito, afines a las clases aristocráticas, que dibujaron el…