INTERNET
En el siglo XIX, según el poeta, nuestro destino era deambular por bosques de símbolos. Allí nos esperaban los encuentros maravillosos pero sin duda también las amenazas de las pesadillas. Hoy los bosques que recorremos con gesto más bien rutinario son virtuales y flotan en esa nube que también es red, el lugar donde encontramos y guardamos nuestros tesoros. Pero ese ámbito extraordinario cuando lo piensas aunque familiar mientras lo empleas, está indudablemente lleno de promesas, de tentaciones y también de peligrosas amenazas. Cada bosque –el real, el simbólico, el virtual– ampara su especial casta de asaltantes de caminos. Se aprovechan estos bandoleros de que pisamos con demasiado entusiasmo un terreno semi-desconocido. O por lo menos que ellos conocen mucho mejor que la mayoría de nosotros. Las revolucionarias tecnologías para la…