EDITORIAL
¡A LA MIERDA LAS MASCARILLAS! Llevar el alien pegado a la cara ha sido una auténtica tortura, especialmente en este último tramo de la pandemia, durante el cual nos libramos de la mascarilla en exteriores solo para dar marcha atrás poco después y tener que volver a taparnos la cara. Afortunadamente, la obligación de llevarla en exteriores no tardó mucho tiempo en caer y, al fin, lo que parecía casi imposible ha sucedido: ¡También podemos quitarnos la puta mascarilla en interiores! ¡Viva y hurra! ¡MORID! ¡MORID, MALDITAS! El tira y afloja ha sido tan jodidamente frustrante que muchos, al quitarnos las mascarillas, nos moríamos de ganas de arrojarlas al suelo, escupirles, insultarlas, crujirlas a pisotones, tirotearlas a bocajarro y finalmente rociarlas de gasolina y prenderles fuego. Los más precavidos estarán pensando que no…