Editorial
ESTIRANDO EL CHOLLO Juan Carlos I ha tenido una cantidad insondable y variopinta de amantes a lo largo de su vidorra. Pero solo Corinna ha sido, además, amiga y confidente, testaferro, representante suya ante turbios magnates extranjeros y compañera (o más bien compinche) en pijísimas regatas, escabechinas de elefantes y corruptelas varias, servicios por los cuales su querido borboncito la recompensó atiborrando generosa y repetidamente sus cuentas con pingües millonadas. Acabando el idilio fatalérrimamente en lo romántico y en lo pecuniari, el emérito intentó silenciarla enviándole a sus sicarios del CNI para que la sobornaran, espiaran, chantajearan o lo que fuera necesario. TODOS (LO) SABEMOS TODO Que quede claro: Corinna no es ninguna heroína. Pero su condición de villana queda empequeñecidísima al lado del leviatán enloquecido que es Juan Carlos I. Por eso…