Conocer al cliente para luego apasionarle
El pasado mes de agosto volví con mi mujer al restautante en el que nos conocimos hace 16 años. Llevábamos mucho tiempo sin ir y lo encontramos muy distinto. Le preguntamos al dueño y nos contó que habían cambiado de local hacía dos años, nos explicó también que lo hizo poco antes de la pandemia y que ahora empezaba a funcionar bien de nuevo. Fue tan amable que le contamos que nosotros nos habíamos conocido allí, que para nosotros su local tiene un gran significado y que nos alegrábamos mucho de que siguiese en pie. No respondió nada. Ni un gesto, ni un comentario: Recogió la copa de cerveza y se marchó. Nuestra experiencia de cliente en el restaurante no dejó de ser especial, a pesar de que la reacción…