La hipoteca del Imperio
La herencia territorial recibida por Carlos V cimentó un imperio que sucesivos monarcas de su dinastía, la de los Austrias, se encargaron de ampliar. Pero ese objetivo no fue tarea fácil. Mantener aquellos dominios tan dispersos y codiciados por otras potencias representó un alto coste. La monarquía española vivió en un estado casi permanente de guerra en diferentes teatros de operaciones. Ni siquiera la plata de América, que llegaba a raudales, bastaba para sufragar los gastos militares. En el imperio donde no se ponía el sol empezaron a aparecer los primeros nubarrones. ¿Salía a cuenta poseer tantas tierras? Conflictos como los librados en Flandes sangraban las arcas hasta el punto de llevar a la Corona a sucesivas bancarrotas. Algunos observadores percibieron ya entonces la conveniencia de mantener una proporción entre…