EDITORA
Estimados lectores y lectoras: Mientras la primavera sigue floreciendo por estos lares, en Ucrania sigue habiendo guerra y hemos llegado al penoso extremo de que se habla del uso de armas nucleares. No hay palabras para expresar la profunda estupefacción, desasosiego y enfado que nos causa esta posibilidad. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI estemos así? Sin embargo, hay que reconocer que si levantamos la vista de nuestros preciosos ombligos, más allá de lo que sucede en Ucrania, en muchas otras partes del planeta perduran la pobreza, los abusos, las desigualdades, las sequías y un montón de desgracias. Pero como lo que sucede en suelo europeo hace peligrar nuestro confort cotidiano, si la guerra es en otros continentes, acaba formando parte de una realidad lejana, a la que no damos…