El verano es lo que tiene
Una casa de verano es libre, la más libre de todas las decoraciones que podamos practicar. La más auténtica también. Los interiores aquí tienen que estar en sintonía con la flexibilidad de horarios, con el mínimo trabajo, con las puertas abiertas a los amigos y con la cocina non stop. En ella podemos permitirnos licencias estéticas o el lujo de apostar por colores excepcionales en nuestra rutina del año.También, sencillamente, dejarla desnuda. La casa de verano sabe a infancia y a gazpacho junto a la piscina, y en su decoración no faltan alusiones al sitio en que se halla, a la cerámica local y a la cestería del pueblo. ¡Qué fácil es aquí todo! ¡Y qué bueno el instante de llegar, recién inauguradas las vacaciones! Con los hombros todavía sin…