Quédate en la puerta
Aunque te sorprenda, esta es una invitación de las buenas. El recibidor puede ser también un lugar donde detenerse a gusto y más ahora, cuando solo hacemos pasar hasta el fondo a aquellos en los que tenemos confianza sanitaria plena. La entrada –el hall, como empezó a llamarse en España en los años sesenta– es ya un espacio estelar que, al igual que el resto de la casa, va adaptando sus criterios estéticos a nuevas funciones, empezando por su amplitud. Tanto es así que, en el caso de no contar con metros, estamos optando por prescindir de estrecheces oscuras y acceder directamente al salón gracias a los nuevos recursos constructivos que llegan y adoptamos con ganas: cerramientos de cristal con estudiados despieces metálicos, vanos que enmarcan el paso, pilares de…