Declaración DE INTENCIONES
Llegaron ya el solsticio de invierno, el frío, diciembre, Navidad. Un año más. Se prevé un mes ajetreado. Ajetreo en forma de compras, atascos, martilleo publicitario por todas partes, consumo desatado, acumulación de compromisos, prisas de última hora… ¿Habrá gobierno? ¿Nuevas elecciones? ¿Más corrupción? ¿Algo de calma? ¿Más atención a la cultura y la educación? ¿Pedimos demasiado? Dejando aparte algo tan íntimo y sagrado como la fe, cada uno atribuye un significado distinto a estas fechas. Y suele ser inevitable que nos sintamos, de un modo u otro, removidos. Removidos por la nostalgia de la infancia; por quienes ya no están; por las oportunidades perdidas o los proyectos fallidos. Es esta una época especialmente vulnerable para la infancia y desde aquí clamamos por los niños y niñas víctimas de cualquier tipo de maltrato…