¡Pensemos!
La incertidumbre y la desazón vuelven a atenazarnos. La guerra ha vuelto a Europa esta vez y, más allá del infinito sufrimiento que acarrea y que no puede dejarnos indiferentes, la consecuencia inmediata es una galopante crisis humanitaria y económica. Ambas serán largas y dolorosas. Sobre la primera, sólo nos queda seguir confiando en las organizaciones supranacionales, en su humanidad y su responsabilidad. En cuanto a la segunda, la crisis económica, que ya nos azota y va in crescendo, está desencadenando en una situación que nos retrotrae a los momentos más duros de épocas pasadas en Europa y en el mundo. Y todo en un momento en el que parecía que la recuperación económica cogía velocidad. Superada en buena parte la pandemia, la economía y las relaciones comerciales estaban volviendo al carril. Las…