Se fue
Hubo un momento del confinamiento en que alguien imaginó, como por pensamiento mágico, que íbamos a salir mejores de esta. Se hicieron pancartas y camisetas: “Todo va a salir bien”. La esperanza que necesitábamos para no desfallecer. Fue glorioso pertenecer durante unos días a esa sociedad civilizada que se ponía en manos de los servidores públicos esperando su mejor rendimiento y el milagro. Pero el mundo real no entiende de moralejas y en ocasiones es cruel sin pausa y sin sentido. A riesgo de parecer melodramático, nadie nos asegura que vayamos a volver al statu quo ni pronto ni nunca. El sistema in-munitario de nuestro planeta no se rige por principios de justicia. Es un terreno de juego arbitrario en el que todo puede pasar; por ejemplo, una explosión repentina…