EL COLUMPIO MENTAL
Aguanté con muchísima entereza el primer confinamiento severo de la pandemia. Lo llené de trabajo y de zooms sociales el primer mes y en los ratos libres inventé juegos con mi hijo como correr alrededor de nuestra casa, que por suerte tiene forma circular. Intentaba leer pero no me concentraba. Solo podía ver películas malas al caer la noche. Entretanto, mucha gente a mi alrededor se deshinchaba y tirábamos de ellos como podíamos, convocándolos a una cena virtual o llamándolos por teléfono mucho más que antes. Dándoles los buenos días y las buenas noches por WhatsApp y explicándoles que tardaríamos dos meses en salir pero que quedaba un día menos. Siempre quedaba un día menos. Yo había empezado el confinamiento en el mejor momento de una relación y pensaba que…