CARTA DE LA EDITORA
No siempre es un dictado o legado estético lo que define un gran desfile. Tantas otras veces fue su capacidad de interpretar y responder a un momento histórico lo que elevó a una marca o colección, pero también a la moda, como alta manifestación cultural. El pasado mes de marzo en París, mientras asistíamos espeluznados a los titulares e imágenes que llegaban de Ucrania, fue DEMNA GVASALIA, director creativo de Balenciaga, quien hizo el esfuerzo de traducir lo que muchos sentíamos en un poderoso ejercicio (gélido, incómodo y hostil) que presentaba desde su propia condición de refugiado– como un gesto de coraje, resistencia y de victoria del AMOR y la PAZ. El poder de una moda que CONECTA y TRANSFORMA –que inspiró el número que tienes entre las manos– adquiere…