TIEMPO DE CELEBRAR
Los días más largos. Levantarse y que ya haya amanecido. Despistarse con la hora de volver a casa porque ni el frío ni la noche te invitan a hacerlo. Tardar poco en vestirse. Deshacerse de las capas. Decir adiós a la piel amarilla. Volver a ver a esos vecinos que parecen que estuvieron hibernando. Retomar los tintos de verano y el gazpacho. La luz como termómetro del buen humor. Esa sensación de felicidad que sientes por el simple hecho de poder estar en casa con el interruptor apagado. La temporada estival influye en nuestro ánimo, en nuestra forma de vestir y hasta de comportarnos y relacionarnos. Y este año más, si cabe. Porque la OMS ha declarado el fin de la emergencia internacional por la COVID-19; y tras tres años…