Razones de peso
DOS KILOGRAMOS. 500 GRAMOS POR BARBA. Eso es exactamente lo que pesan cuatro medallas olímpicas. O eso dice la báscula. Porque al abanderado de la delegación española en los Juegos de Tokio no le salen las cuentas si, además del metal, se pone a sumar lo que de verdad importa. La responsabilidad de llevarlas al cuello. Las horas y los meses y los años de frío y de sacrificio que esconden. El alivio inmenso que supone sentir que todo ha valido la pena. El incalculable peso que representa poder guardarlas en casa, justo al lado de un ligerísimo trofeo de plástico, el primero, que ganó con apenas ocho años. Para equilibrar la balanza. Para acordarse de quién es. Para saber de dónde viene más que a dónde va. Porque a Saúl le…