MI TERAPEUTA DE CABECERA
Antes de que den las seis de la mañana, procuro despertar para ir al gimnasio que se encuentra cerca de la oficina. Dicho movimiento me permite eludir el tráfico que se acumula desde temprano y que horas más tarde se convierte en un caos. Entrenar, antes de que cualquier otra cosa suceda, me deja afrontar el día con la tranquilidad de haber “cumplido conmigo”, me concentra y evita –como ya lo mencioné- el estrés de estar en el coche observando cómo pasa el tiempo. “PUEDES USAR TU EMOCIÓN COMO UNA EXCUSA O COMO MOTIVACIÓN; ES TU ELECCIÓN” Pero la verdadera razón por la que religiosamente acudo al gimnasio en cuanto despierto, es porque hacer pesas se ha convertido en mi terapia diaria. Ahí llego, tal cual soy, a recomponer mis ideas, poner a…